Nunca lo material es eterno, si acaso, forma parte de un período limitado de nuestra vida, donde deja un poso tan especial como se merezca. Un blog no debería ser ninguna excepción a esa norma. Hace exactamente seis años que, mochila en mano, me embarqué en esta aventura de escribir en mi propio blog, en mi propio espacio, en mi propio rincón. Era el nueve de Enero del año 2008.
Poco a poco fui descubriendo que escribir relaja y desahoga, que compartir información alivia y evoca recuerdos, que redactar es, en cierto modo, sufrir si eres consciente de aquello que nos rodea, pero a cambio contribuye a construir tu propia personalidad.
Han sido seis años intensos, con enormes cambios en mi vida personal y alguno en la profesional. Pero “no puedo estar sin ti” se debe reservar a grandes amores, a algún hijo entrañable o a padres eternos, como referencia. Nunca a un blog. Claro está, tendría mil cosas que contar, mil cosas que comentar, mil realidades que plasmar, pero quizá tengo menos necesidad de exponerlas en público, o menos energía para dedicarle el trabajo que requiere o, ¡qué duda cabe!, menos tiempo del que me gustaría. Actualidad, recuerdos, entrevistas, crónicas deportivas, quejas sentidas, fotografías, melancolías, pena, alegrías o dolor. Todo forma parte ya de ese trayecto de mi vida que ahora concluye. Alrededor de 133.000 visitas cuyos lectores provienen de más de 80 países. Mi agradecimiento a todos los que, por casualidad, error o conscientemente, accedieron a este espacio unos segundos o unos largos minutos, pero pasaron por esta, mi casa...
Es un enorme esfuerzo intelectual juzgar las cosas sin conocerlas, pero un trayecto de seis años por este blog, algunas incursiones en facebook, un paseo corto por twitter y cotilleos breves en otras redes y recursos, me permiten definir su rol en mi vida, y decidir, con la conciencia tranquila, que aquí se acaba el camino. Seguro que nuevos retos están a punto de llegar. Siempre lo están. Nunca quise una vida sobre raíles, estática, exageradamente coherente u ordenada. Ahora le pido a este blog que suelte mi mano, tengo poco más que decir y mucho más que vivir. Este refugio, a veces un enorme balneario de soledad y otras un simbólico y virtual baño de multitudes, permanecerá siempre en mi recuerdo. Estará 30 días, de forma estática, abierto para quien quiera -y tienen derecho- darle un ultimo vistazo, porque muchos fieles amigos se merecen eso (mi admiración por dedicarme muchos momentos de su vida atareada), y después borraré todo rastro de este rincón en la red para siempre...
No quiero un blog para una vida entera, ni una atadura mantenida, ni una rutina constante. La lucidez que prometí debe ahora aconsejarme bajarme a tiempo de este avión que no hace escalas: simplemente se difumina.
Sí, echaré de menos algunas mañanas de paz y serenidad contando cosas sin más, con una música suave acariciándome y subiendo recuerdos o buscando vida, que por aquí hay mucha si sabes rastrear adecuadamente.
De nuevo gracias, por el respeto (nunca moderé los comentarios ni filtré nada...), por las lecturas, por los comentarios (cada vez mas incómodos de colgar), por la fidelidad de algunos/as y por las felicitaciones personales que a veces me hacíais llegar por otros medios. Me gusta escribir. Seguiré haciéndolo, es evidente, con artículos “de encargo” sobre baloncesto o quizá con otra experiencia literaria, quien sabe...pero fue este un largo paseo de imaginación y deseos. Me apasionará otra cosa. Seguro.
Gracias. De corazón. Hasta siempre.
“La felicidad es saber unir el final con el principio”
“El final es el lugar del que partimos”
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“El último de tus besos siempre fue el más dulce, la última sonrisa, la más brillante, el último gesto, el más grácil...”
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